“Queridos niños,
¿Puedes mirar hacia atrás en tu trayecto durante el último año con dulce satisfacción? ¿Has progresado en el camino al cielo? ¿Has superado el orgullo de tu corazón, el orgullo de tu vestimenta, y estás volviéndote más humilde, manso, como Jesús, el precioso Modelo? {YI 1 de enero de 1856, par. 1}
El nuevo año ha comenzado, y con el comienzo de este nuevo año, debeis dedicaros a Dios. Ahora entrégaos a él, alma, cuerpo y espíritu, para hacer su voluntad. Deja que todo el egoísmo, la desobediencia a vuestros padres, todas vuestras faltas y vuestros pecados pasados mueran con el año anterior. Comienza este año nuevo para la gloria de Dios. Ora a él, mañana, tarde y noche, para daros un espíritu manso y humilde, un temperamento suave, una disposición afectuosa. Vive como nunca antes viviste. Comienza este nuevo año con nuevos sentimientos, nuevos deseos y una fuerte determinación de glorificar a Dios. {YI 1 de enero de 1856, par. 2}
Este año puede ser el más feliz de tu vida; puedes hacer más bien a los demás de lo que nunca has hecho. Puedes ser un consuelo para tus padres y una bendición para todos los que os rodean. Comience el año correctamente, dedicándose a Dios. Dedique una parte de vuestro tiempo todos los días a orarle para que le dé fuerza, para que pueda resistir el mal y venza todos los días, hasta que sea fácil orar, fácil de creer. {YI 1 de enero de 1856, par. 3}
Dejen que sus pensamientos se detengan menos en las cosas de la tierra y en el cielo más. Cuando esté con sus colegas, hable de Jesús en lugar de vestimentas y apariencias. ¿Amas a Jesús? Si lo haces, te encantará hablar de él. ¿Te encanta su presencia? Si lo haces, te encantará pensar en él. ¿Te encanta el cielo? ¿Te atrae? Si es así, no puedes callarte. Hablarás de eso; porque siempre lo tendrás muy presente en tu mente, y estarás listo para conversar, cuando te encuentres con tus amigos, sobre lo que más te encanta y absorbe tu mente, habla sobre tus esperanzas del cielo, tus alegrías, tus perspectivas eternas, y luego, cuando te separes de tus amigos, te beneficiarás de la sociedad de los demás, y habrá una dulce satisfacción cuando te encuentres y cuando te separes, en lugar de la esterilidad del alma y un sentimiento vacío. {YI 1 de enero de 1856, par. 4}
El nuevo año está comenzando, y este puede ser el comienzo perfecto si permites que Dios guíe tus pasos.
¿Tienes malos hábitos que deseas cambiar y mejores hábitos que deseas aprender? ¿Tienes actitudes que no quieres repetir y mejores actitudes que deseas practicar? Este es un buen momento para comenzar a planificar. Es hora de establecer nuevas metas que te acercarán a Dios, nuevos hábitos que te harán más como Jesús, nuevos desafíos que te permitirán dar testimonio del Hijo de Dios a los demás.
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